viernes, 28 de diciembre de 2007

Aventuras

Historia de un Lagarto

Durante el verano, hay horas que es mejor no salir, el sol radiante te cocina. Siendo niña nunca quería dormir la siesta, había tantas cosas por hacer con los amigos y los tíos, pero mi madre y mi abuela (en eso no podía contar con ella) me obligaban diciéndome que si no iba, el viejo de la bolsa me llevaría y si escapaba al viejo me comerían los lagartos, no sé si me daba más miedo el famoso viejo o los lagartos, estos últimos me asustaban un poco porque mi abuelo siempre que me llevaba al campo me decía : “cuidado con los lagartos gurisita” y yo lo veía comprar todos esos cueros resecos y hediondos, el lagartos aplastado parecía una pesadilla con los ojos abiertos.
Mi abuelo comercializaba estos cueros entre otras cosas, sacaba su metro y media el cuero en largo y ancho y con una precisión digna de un experto decía, sí, no y los iba poniendo en pilas diferentes. Se vendían muy bien. Y yo me preguntaba que hacían con ese cuero, él me decía que era para hacer zapatos de taco alto para las bailarinas, yo con mi imaginación ya veía a princesas con un lagarto en cada pié. Me gustaban esos momentos con el abue aunque me asustaban esos bichos.
Ahora me encanta sestear con sol o sin sol y no hay viejo de la bolsa o lagarto que me obligue.
Ayer mi sobrina cuatro años, entró corriendo en mi habitación, hacía media hora que dormía profundamente ; me tiraba de la cama diciéndome, tía “lanto” no decía eso, pero yo perdida y atontada oía eso. Supuse que seria alguna prima Antonella y que ella me decía “Vení tía a saludar a la Anto”, me levanté y ella corría, “tía, tía dale”. Salí con los ojos pegajosos y ahí las ví ; la abuela y mi madre con una pala en posición de ataque, que me gritan, “trae la máquina para sacar una foto hay un lagarto”, en mi torpes, me imaginé que la historia volvía a empezar y que querían que Candela se fuera a dormir la siesta, aunque tanto escenario me pareció un poco exagerado.
Mi sobrina me tiraba de la mano y ahí en el fondo del jardín estaba el monstruo de mi infancia un lagarto de 80cm. Que me miraba con unos ojos desafiantes y que me sacaba una lengua gigante y larga.
¡Que susto! Me acercaba y su lengua parecía que me iba a enroscar como una liana y que me tiraría hacia la enorme boca , lista para comerme ; gritábamos y mi madre corría con la pala, yo con la máquina para inmortalizar el momento. Le saqué la foto y el lagarto se metió en un desagüe que va a la calle.
Ahí esta esperando para salir... ¿Cuándo volverá a aparecer? No lo sé. Pero no se preocupen que mis aventuras con el lagarto seguirán... creo que mis vacaciones serán muy interesantes.-)

3 comentarios:

Pepe Trueno dijo...

Lo que siempre quisiste escuchar, de la peor manera posible.
Soy Pepe Trueno, y esta es mi Navidad:

Como festeja la gente, las fiestas de Navidad
Los padres la pasan comiendo, las hijas pierden la virginidad
Se amontonan mensajes cristianos, con frases de vieja raigambre,
Unos se llenan la panza, otros se mueren de hambre

Siento en las fiestas que están, una mano muy obscura,
Pero eso es muy normal, pues la festejan los curas.
La estrella de Belén, guió a los tres reyes magos
Por que los encontró preguntando ,”¿ donde esta el dichoso establo?”
.................

_ dijo...

muy buena anécdota

La paradoja es que el lagarto no te dejó disfrutar la siesta, cuando fue la excusa de tomarla

Oscar dijo...

Si sigue mirándote, sacando la lengua y atrayéndote hacia él... verificá bien que se trate de un lagarto. Hay disfraces muy reales en las tiendas...