domingo, 9 de diciembre de 2007

Termino el cuento de Cortazar "continuidad de los parques"




Me fui como habíamos convenido por la senda que iba al norte. Mi cara ardía, los árboles, los setos se pusieron a arremolinar, los senderos, los caminos a tambalear. Los pájaros habían huido; la tierra daba volteretas a cada uno de mis pasos precipitados. En mi carrera alocada ya no oía mi corazón, se había vuelto pesado, estaba oprimido, latía y latía .
Me paré, en cada latido oía los pasos de él , el hombre que amaba , había desaparecido, no me quise dar la vuelta y seguirlo con la mirada, hubiera quebrado el pacto, conocía las reglas y me dije a mi misma : es lo mejor ... no tenemos otra solución.
Llegué a la hacienda completamente trastornada, el mayordomo no estaba, sabía que tenía que resolver un problema con el trigo. Todo había sido calculado pero, si me había olvidado de algo, que pasaría, no, habíamos pensado en todo. Entré en la cocina por la puerta que conducía a la despensa. Mi mente trabajaba a mil, analizaba todo a mi alrededor.
Cerré los ojos, apreté los puños y traté de calmarme. ¿Qué tenía que hacer?...
En la pared el reloj daba la hora con un tic tac ensordecedor ; tenía 15 minutos, y luego todo acabaría y podríamos ...
Subí por las escaleras de servicio hasta mi habitación ; a pesar de que era de tarde estaba todo muy oscuro, el sol se había ocultado anunciando la tragedia. No encendí ; me quité los zapatos y me fui desvistiendo, mi silueta fina se reflejaba en el suelo ; mi cuerpo olía a él, su perfume que despertaba todos mis sentidos.
Puse todo en la cesta , abrí los grifos y terminé de desvestirme. La ducha me ayudaría a olvidar todo y estar lista para cuando vengan a golpear a mi puerta ; me serviría también de pretexto, en la ducha no se oye nada.
El agua caía fuerte, el vapor empezó poco a poco a cubrir por completo el cuarto de baño. Me metí bajo el agua caliente, enseguida sentí una sensación deliciosa, saboreando ese momento me puse a pensar en cosas sin importancia , en momentos agradables; me acordé de esos instantes pasados en la cabaña con la nieve que cubría nuestro camino cargado de secretos; de magia y de pasión. Seguí pensando en esa nieve fría que me daba escalofríos en la espalda...
Me dije a mi misma como es el poder del pensamiento hasta siento ese aire frío que me recorre todo el cuerpo.
Sorprendida me di vuelta y sentí un dolor terrible y frío en mi pecho, abrí los ojos pero ya no estaban abierto de una forma consciente. Estaba inerte ,en mi ya nada respondía, mis movimientos eran pesados y mis palabras no salían de mi boca; el vapor flotaba despejando y dejando visible el cuarto de baño, lo último que vi fue la puerta abierta, la silueta de un hombre que dejaba caer un libro y un puñal y yo me mordí el labio y en el silencio de la tarde cerré los ojos une perla suave y brillante se escapó de ellos dando fin a una vida, la mía.

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